“Si sos minorista, no hay razón para no aceptar bitcoin”Por Leonel Di Camillo (*) | Detrás de la aceptación del bitcoin como medio de pago está la pregunta del millón: ¿cuánto vale realmente el bitcoin? Con este
tweet, Dell, el gigante de la informática que factura casi 57 mil millones de dólares al año anunciaba su ingreso al ecosistema bitcoin el pasado 18 de Julio.
Pero lo que hubiera sido una excepción propia de emprendimientos de Silicon Valey (WordPress ya acepta Bitcoins desde fines del 2012), o de sus excéntricos millonarios, en 2014 ya es una tendencia que se consolida. Referentes como Expedia y PayPal, empresas internacionales que cotizan en Wall Street (tanto en el NASDAQ como en el NYSE), ahora aceptan Bitcoins.
Desde luego, detrás de la aceptación del bitcoin como medio de pago está la pregunta del millón: ¿Cuánto vale -realmente- el bitcoin? ¿Acaso podría un bitcoin llegar a los 100 mil dólares?
¿Podría valer nada? Martín Varsavsky, CEO de Fon, parece opinar que el bitcoin se debate entre dos escenarios. En uno, el bitcoin se consolida como moneda internacional y multiplica su valor actual cientos de veces. En el otro, simplemente desaparece en la irrelevancia, como los Linden Dollars, la moneda virtual de Second Life.
Por su parte el legendario co-fundador de Netscape, Marc Andreessen, ha substanciado su manifiesto entusiasmo por las posibilidades de negocio que ofrece bitcoin liderando la reciente ronda de inversión por 25 millones de US$ de Coinbase, la plataforma de compra, venta y “depósito” de bitcoins. Su fondo de inversión, Andreessen-Horowitz, también ha participado de la ronda inicial de financiación de TradeBlock, una empresa que ofrecerá información y análisis sobre monedas digitales.
Pero Marc Andreessen no está solo. A partir del 2013 bitcoin dejó de ser una curiosidad técnica para hackers, para transformarse en materia de discusión de respetables fondos de capital de riesgo y reputados emprendedores. De hecho, Quasar Ventures, el nuevo startup de Santiago Bilinkis y Andy Freire publicó a principios de este año un informe en dónde analiza su tecnología y plantea potenciales áreas de negocio. Por su parte, Coindesk, una de las publicaciones líderes del sector, ya lleva publicadas tres ediciones de su cuatrimestral y muy completo “State of Bitcoin”. Quedaría allí claro el motivo del repentino interés: entre el 1º de Enero de 2013 y el 31 de Diciembre del mismo año, un bitcoin multiplicaría su valor 56 veces. Por supuesto, semejante rendimiento no puede quedar exento de volatilidad. En Diciembre de 2013 el bitcoin cruzaría la barrera de los 1.000 US$ para luego, en pocos días, perder más del 50% de su valor. Las noticias respecto de la posible insolvencia de uno de los principales mercados de cambio de bitcoins -MT. Gox, que finalmente terminaría por suspender sus operaciones para reestructurar sus pasivos en Febrero de 2014- tuvo, sin embargo, un efecto de mediano plazo que pocos hubieran defendido en voz alta. Lejos de las apocalípticas predicciones, el precio del bitcoin se estabilizaría durante la primera mitad de marzo entre los 600 y 650 US$, para luego continuar oscilando entre los 300 y 400 U$S en estos últimos meses.
¿Hay algún fundamento para estas valuaciones? ¿Es 2014 el año que verá el fin del bitcoin o se trata sólo de un moviendo a la baja que permitirá el despegue definitivo? ¿Se trata de una -otra- burbuja? La pregunta por el valor del bitcoin es la misma que la que se formulan quienes evalúan su potencial como moneda. Después de todo, un bien debería tener algún valor de intercambio (de trueque, “valor primigenio”, en una economía pre-monetaria) para poder luego ser considerado como moneda. Benegas Lynch (h) en su último artículo al respecto expresa sus dudas.
Por su parte, siguiendo la misma premisa -que un bien debe tener algún “valor primigenio” antes de poder convertirse en dinero- Nicolás Cachanosky ensayaría una justificación del valor del bitcoin a partir del valor del uso alternativo de los factores utilizados para su creación: las computadoras, la conectividad y demás. Esta interpretación parece problemática y ciertamente no facilita la creación de carteras de activos equivalentes que permitan la valuación del bitcoin como activo financiero. Este tema, de hecho, no es nuevo. A los pocos meses de presentada la primera versión estable de bitcoin, el asunto fue objeto de debate por parte de la incipiente comunidad de desarrolladores.
El problema no es una minucia teórica ni una jugada especulativa de casino: si no podemos construir una cartera equivalente al bitcoin, entonces, podríamos estar frente a la versión virtual de la famosa burbuja de los tulipanes holandeses de 1636 y 1637. Los tulipanes tenían un valor primigenio insignificante y su rápido aumento de precio no era más que la profecía autocumplida de quienes invertían en ellos porque, precisamente, su precio subía. ¿Tiene acaso el bitcoin algún “valor primigenio”?
Para responder, debemos destacar dos de las más notables propiedades técnicas del bitcoin: su capacidad para ser enviado y recibido, como cualquier pieza de información digital, y su incapacidad de ser duplicado, como cualquier otro bien utilizado como dinero. Un bitcoin puede ser enviado de un lugar a otro del planeta y no puede ser gastado dos veces. Un bitcoin es una unidad de información digital que no puede duplicarse, sólo transferirse. Aquí radica, tal vez, la mayor proeza técnica del creador de bitcoin, Satoshi Nakamoto.
Por lo tanto, si un bitcoin es “dinero con capacidad de teletransportación” tiene en esto su “valor primigenio” y, con él, un valor de intercambio inmediato: la transferencia de valores. bitcoin supone un sistema de pagos y transferencias de escala global, libre de comisiones y restricciones que va mucho más allá de los sueños nunca materializados de los pioneros de Internet. Aún más, bitcoin es una innovación cuya magnitud sólo puede ser comparada con la misma Internet.
Bitcoin no hubiera sido tan útil como material para el argumento de The Prestige, aunque Satoshi Nakamoto tal vez podría ser un personaje tan interesante como el mismo Nikola Tesla.
Si estas consideraciones son correctas, el bitcoin sería, con toda propiedad, dinero y podría valuarse mediante la construcción de una cartera de activos equivalentes. Se trataría de una cartera con un potencial inmenso, difícil de conmensurar. ¿Acaso bitcoin hoy es lo que era Internet hacia fines de los 90?
Lo que sí parece cierto es que entre bitcoin y los tulipanes no hay nada en común, excepto, tal vez, Holanda.
http://fortunaweb.com.ar/2014-11-05-151441-no-hay-razon-para-no-aceptar-bitcoin/