<…>
Entiendo que te refieres a la seguridad jurídica, no ante ataques de terceros. Bitcoin efectivamente tiene un potencial escollo asimétrico en este terreno, no como sujeto activo, sino un tanto a expensas de lo que determine cada país. Rusia por ejemplo ha jugado con prohibirlo, y ahora se ha decantado por delimitar lo que los particulares pueden llegar a invertir por año en Bitcoin (a partir del 2021). Lo mismo no obstante le puede pasar a cualquier otra criptomoneda, pero si lo miramos globalmente, la tendencia es a asimilar su aceptación y regular su uso, sobre todo en los países más democráticos.
Monedas como la que propone JP Morgan, o Euro Digital y demás, son una suerte de stablecoin, que nada tienen que ver con Bitcoin. Es cierto que Bitcoin nació con la idea de liberarse de las ataduras de los bancos, y con la intención de ser utilizada libremente en transacciones p2p, pero hoy por hoy, tiene una connotación más convergente con una reserva de valor/inversión/especulación, y aunque también crecen los casos de uso operativos, es probable que otras monedas le adelanten en un uso comercial extendido. Cada una deberá encontrar su posición, y habrá la lucha por ganar en el terreno operativo (donde la regulación y los lobbies de poder tendrán su rol de peso).
El beneficio colateral que aportan estas monedas, es el de poner las criptomonedas más de relieve entre las masas. Bitcoin se beneficia de este acercamiento a las masas, y aunque es posible que se quede con menos protagonismo comercial y más como un activo (especulo), hoy por hoy es la moneda que aporta mayor confianza, seguridad, independencia y libertad. No es perfecta ni mucho menos, y no hay garantías de que sea la moneda Reina para siempre, pero mientras mantenga la confianza como bandera, seguirá siendo la que marque el ritmo, al menos en el terreno del valor.